martes, 30 de agosto de 2011

tesoros encontrados en mudanzas

Una de las sorpresas que tienen las mudanzas es que en el movimiento de cosas de un sitio a otro, aparecen pequeños tesoros que habían estado extraviados (y seguramente se esconden otros hasta la mudanza siguiente).
Uno de ellos es este relato publicado en 'el país' el sábado 12 de julio de 2002, que recibió el premio junto a otros de ser públicado en el periódico de aquel día. Las bases del concurso implicaban que fuesen cuentos de miedo que no incluyeran la palabra miedo y que usaran el menor número de adjetivos posibles.

Lo he recordado a menudo desde entonces. Lo que no podía imaginar es que todavía conservaba el recorte.


Novela minúscula,
por Adriana Lis Maggio


Ella era una chica sopa de cabello de ángel. Una muchacha tibia que echaba vapor de empañar ojos. Olorosa y salada. Él tenía boca de vidrio. Hombre de tintinearle labios y buen beber. Se encontraron de paso en un "restó", mientras afuera era París con llovizna de junio. Chica sopa soltó calor y hombre, vidrio roto. Corrió sangre por las mesas, por los platos, por las fuentes... El dueño del local puso un cartelito en la puerta mientras llegaba la ambulancia. Siguió junio y nada más. No todos los amores son posible aunque París se llueva. Fin.


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